lunes, 14 de febrero de 2011

...Be my Tanabata...


Este día ha conseguido hacerse un hueco en nuestro calendario. El día de los enamorados está repleto de corazones, flores, "te quiero"s y "ay Dios mio"...Leyendo un poco acerca de la historia y con ayuda de varios documentales, he conseguido saber que esta cita anual está repleta de eventos pasados curiosos. Pero toda esta búsqueda me ha llevado a conocer lo que en la misteriosa Asia, concretamente en Japón, denominan Tanabata. Derivada de la tradición China, no es en febrero y tampoco tiene connotaciones cristianas, aunque coincide con el "14" en que hay diversas leyendas.

Erasé que se era un rey llamado Celestial Tentei, que tenía una hija, Orihime. Ella era la mejor tejedora de todo el reino. Sus telas eran espléndidas, inmejorables, cosa que siempre complacía a su padre…El Rey Tentei, tenía poder de controlar el clima, que siempre era limpio y despejado, mientras estuviera complacido. Sin embargo cuando se enfadaba, el cielo se ennegrecía.

Orihime siempre trabajaba duramente día tras día para tenerlas listas, siempre a orillas del río Amanogawa. Pero la princesa estaba triste habitualmente, ya que, como trabajaba tanto, nunca podría conocer a alguien de quien enamorarse. Preocupado por ella, el rey Tentei, concretó un encuentro entre ella y Hikoboshi, un pastor que vivía al otro lado del Amanogawa. 


Cuando los dos se conocieron, se enamoraron al instante y al poco tiempo se casaron. Pero una vez casados, ambos empezaron a descuidar sus tareas para estar juntos, hasta que Orihime dejó de tejer para el rey Tentei e Hikoboshi se olvidó de su rebaño. El Rey Tentei, furioso, ordenó separarlos, cada uno a un lado del Amanogawa, prohibiéndoles volver a verse. Orihine lloraba desconsolada la pérdida de su marido y rogaba a su padre que les permitiera verse al menos una vez más. Las lágrimas de su hija consiguieron ablandar el corazón del Rey Tentei y permitió que los amantes se vieran una vez al año, el séptimo día del séptimo mes, siempre y cuando ambos hubieran completado sus tareas.


Ambos esperaron el día señalado, trabajando duro para tener todo terminado; más, la primera vez que intentaron verse, se dieron cuenta de que no podían estar juntos, ya que no había puente por donde cruzar el río y el barquero mágico de la luna no podía ayudarles.

Nuevamente Orihine lloró desconsolada por no poder estar cerca de su amado. Entonces una bandada de pájaros que pasaba cerca se apiadó de ellos y con sus alas formaron un puente para que pudieran abrazarse. Estos prometieron volver cada año para formar el puente y así realizar el encuentro de los enamorados.


Toda esta historia se corresponde a lo que acontece cada año, ya que la princesa simboliza a la estrella Vega; Hijoboshi, el pastor, simboliza la estrella Altair y su rebaño, las estrellas del firmamento. Ambas estrellas se encuentran una vez al año (el séptimo día del séptimo mes lunisolar), uno a cada lado de la Vía Láctea (el río Amanogawa). Esta es una de las leyendas que he leído pero la que encajaba perfectamente con la festividad de las estrellas.

De todas formas, feliz día a aquellos que se sienten homenajeados...Feliz día a aquellos que sienten que hoy es un día especial...porque hoy no es mi día, pero lo será mañana como lo fue ayer.

L.


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